Es conveniente, advierten, que la primera visita no se retrase más allá de los 7 años, ya que a esta edad salen los primeros molares definitivos en los niños, por lo que es este el momento ideal para una temprana detección de posibles problemas.
Es muy importante saber que la ortodoncia no sólo alinea dientes, sino que también trata aquellas irregularidades en el crecimiento de los huesos del maxilar y la mandíbula, favoreciendo que los dientes encajen bien entre ellos.
«Si lo que tenemos es una malformación muy evidente, son los propios padres los que usualmente consultan con un profesional, pero existen otros muchos casos en los que se producen irregularidades en el crecimiento del maxilar o de la mandíbula y que un ortodoncista puede diagnosticar a tiempo. Se podría así así evitar que en el futuro los niños tengan que someterse a ortodoncia y, en muchos casos, a una operación de cirugía ortognática», señala la Doctora García Arana, directora de IMAXDE.
Si los dientes no encajan bien, pueden aparecer problemas de mordida, que, a su vez, pueden originar problemas de equilibrio, dolores de cabeza, espalda, cuello u oídos. Ademas, si la mandíbula y el maxilar no están en armonía, pueden ser la causa de afecciones funcionales relacionadas con la respiración, la masticación o las articulaciones.
Cuando las maloclusiones son dentarias se pueden solucionar en cualquier momento con brackets o alineadores transparentes, pero cuando son esqueléticas, es cuando es de vital importancia diagnosticarlas lo mas pronto posible para que el ortodoncista determine el momento más adecuado para intervenir de un modo más rápido y sencillo.
